Tienes que tener claro que el orgasmo se desencadena por la estimulación del clítoris. Alcanzar el orgasmo no se relaciona ni con el tamaño del pene del chico, ni el tiempo que aguante sin eyacular ni con la extensión de los preliminares.
Por tanto, habrá orgasmo femenino siempre y cuando el clítoris sea estimulado adecuadamente. De lo contrario, no habrá orgasmo pese a que te sientas muy cálida desde un punto de vista emocional.
A priori, siempre y cuando la pareja tenga una búsqueda activa del placer, cualquier postura es válida. Pero hay que tener claro que la relación sexual por si sola no garantiza el adecuado estímulo del clítoris. Nadie mejor que tú puede conocer tu cuerpo y la mejor manera de alcanzar un orgasmo.
No obstante, hay algunas posturas del coito que propician más la estimulación del clítoris que otras. Por ejemplo, en las posturas en las que el hombre se coloque por detrás de la mujer, es más complicado que se logre un orgasmo ya que el clítoris queda abandonado a su suerte.
La postura del misionero suele ser eficaz si los hombres hacen penetraciones superficiales (poco más allá del glande) y desplazan su cuerpo hacia la cabeza de la chica. De esta forma, el clítoris recibe directamente estímulos.
En posturas laterales en la que ambos estén cara a cara, también resulta más efectivo mantener una penetración superficial para que la mujer alcance el orgasmo.
Cuando ella se coloca encima de él y coloca sus piernas por fuera de las del hombre, la estimulación del clítoris puede ser directa. Además, la mujer controlará la estimulación que más le favorece a través de los movimientos pélvicos más oportunos. Esta postura suele ser muy favorecedora para lograr el orgasmo femenino.
Fuente imagen thinkstock.
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